Necesitaba escribir sobre ellas.
La vida no deja de regalarme mujeres a las que admirar. Y cualquiera de nosotras sabe lo mucho que eso significa, lo mucho que vale. Esa vida, tan maravillosa como dura, que va alternando sus caras sin pedirnos permiso antes.
Nada puede hacerme más feliz que haber cambiado la empresa de moda por las mujeres del mundo. Pero eso no me deja libre de dudas, sobre todo, a vueltas con si esas conexiones mías entre el estilo y la felicidad no serán demasiado...
Entonces llegan ellas y mis dudas se quedan en nada. Sólo en la cara más difícil de la vida se pueden poner a prueba las cosas en las que crees.
M vive muy cerca. Desde hace algo más de un año compartimos vistas y color de ventanas. Ella lucha desde hace demasiado tiempo contra esa enfermedad que te roba el pelo y para el mundo. Pero estar a su lado es sumergirse en un mar de dulzura y en unos ojos brillantes que no entienden de amargura. Nadie está más guapa con vestido.
A llegó al taller con un diagnóstico que apenas tenía un día y mirando a su miedo de frente compartió su noticia con todas las que estábamos allí. Ya había empezado a pelear y estaba eligiendo sus nuevos colores. Cualquier palabra que yo dijera después estaba teñida con su maravillosa lección de vida.
La otra A lucha bonito contra su enfermedad aprendiendo el arte de levantarse mas veces de las que puede recordar. Colecciona palabras y sueños a partes iguales alimentando con ellas las defensas de su alma especial. Estrena corte de pelo y acaba de empezar una colección de bailarinas. A veces parece que vivir es sólo luchar, pero sólo es vivir.
S lo hace agarrada a la fuerza de su larga melena, esa que dice que un día venció. Lo cuenta sin contarlo con todas las cosas bonitas que puede entre las manos. Aprendió demasiado pronto que sólo se vence cuando se está cansado. Y sigue venciendo. Y sonriendo a pesar de todo.
Y no me puedo olvidar de M, el día que la conocí después de un evento le dije "qué guapa estas con ese pelo corto" y sus ojos se llenaron de lágrimas. Ya no hizo falta decir más, las dos sabíamos lo que eso significa. Un look precioso que canta una victoria que no por serlo duele menos.
Con vuestras iniciales (aunque tengo vuestros nombres grabados en mi alma) sale una palabra maravillosa que es la esencia de vuestro regalo en mi vida, en mi trabajo, en mi sueño... MAS
Sois las MAS bonitas. Capaces de terminar con las dudas.
Pase lo que pase. Sea como sea. Puedo seguir creyendo que todas somos bonitas porque vosotras lo sois, también, cuando más duele. No hay dudas.
Gracias bajito y alto, de parte de mi pequeño trozo de mundo.
Os admiro y os quiero. Imposible ser la única que lo haga.
Simplemente tenía que escribirlo.