Pino tiene 38 años. Vive y trabaja como abogado en Madrid subida casi todos los días de la semana a unos tacones. Nunca antes se había pintado los labios de rojo hasta que la maquillaron para nuestra entrevista. Tiene piel y ojos oscuros llenos de luz y temperamento. Donde ella está hay ruido de vida y una actitud que levanta sonrisas y atrapa momentos. Habla y se mueve deprisa pero no se le escapan los detalles. Algunos mediodías, cuando puede dejar atrás oficina, familia y demás obligaciones, pasea viendo escaparates en plena ciudad o busca encuentros con sus amigas: son sus momentos de desconexión. Tiene el don de cuidar los ratos para ella misma y jamás olvida que su imagen la acompaña a todas horas. ¡Ya se lo decía su madre!
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