Por suerte hace unos meses que me lancé al knitting is the new yoga y empecé mis primeras clases de punto. ¡Lo aconsejo a los cuatro vientos! Punto bobo con agujas y puntos medios con ganchillo son mis favoritos. Mientras tejo el tiempo coge cadencia y me doy cuenta de que en la vida hay muchas cosas DIY (Do It Yourself) más allá de las lanas.
Con mi bebé en brazos, envuelto en una toquilla que terminé justo la noche antes de que naciera, estreno nueva vida en un pueblo suficientemente lejos y suficientemente cerca de la "gran ciudad". Al cuidado de mi tropa cada vez más numerosa tendré que añadir además cuidar de las flores y de algún que otro gato que se cuela por no sé sabe dónde. Creo que me lo podré "permitir" gracias al tiempo recuperado de los atascos y las largas distancias. Los ruidos han cambiado y también el silencio. Las barras de pan son gigantes, las horas las marcan las campanas y camino sobre piedras que hablan de otros tiempos para hacer mis recados más reales. Y aunque esto ha empezado como un juego en vacaciones ya empieza a parecer verdad y a tomar forma una nueva etapa diseñada, como un puro DIY, a nuestra medida. Seguiré tejiendo, con y sin lana, aprendiendo de la filosofía DIY y usándola para la vida, como hacemos tod@s, al fin y al cabo, cuando sentimos que estamos viviendo como realmente nos gusta.
Para un momento DIY hay que tomar algo de distancia, encontrar el tiempo, forzarlo incluso, dejar que algunas cosas esperen y sobre todo, concentrarse al máximo en lo que estás haciendo, no vaya a ser que uno de los puntos se suelte y queden agujeros. Y con los efectos del DIY retomo mi blog bajo esa magia contagiosa que me anima a redescubrir el estilo desde esta ventana que se abrió hace ya tres años. ¡A tejer se ha dicho!
Con mi bebé en brazos, envuelto en una toquilla que terminé justo la noche antes de que naciera, estreno nueva vida en un pueblo suficientemente lejos y suficientemente cerca de la "gran ciudad". Al cuidado de mi tropa cada vez más numerosa tendré que añadir además cuidar de las flores y de algún que otro gato que se cuela por no sé sabe dónde. Creo que me lo podré "permitir" gracias al tiempo recuperado de los atascos y las largas distancias. Los ruidos han cambiado y también el silencio. Las barras de pan son gigantes, las horas las marcan las campanas y camino sobre piedras que hablan de otros tiempos para hacer mis recados más reales. Y aunque esto ha empezado como un juego en vacaciones ya empieza a parecer verdad y a tomar forma una nueva etapa diseñada, como un puro DIY, a nuestra medida. Seguiré tejiendo, con y sin lana, aprendiendo de la filosofía DIY y usándola para la vida, como hacemos tod@s, al fin y al cabo, cuando sentimos que estamos viviendo como realmente nos gusta.
Para un momento DIY hay que tomar algo de distancia, encontrar el tiempo, forzarlo incluso, dejar que algunas cosas esperen y sobre todo, concentrarse al máximo en lo que estás haciendo, no vaya a ser que uno de los puntos se suelte y queden agujeros. Y con los efectos del DIY retomo mi blog bajo esa magia contagiosa que me anima a redescubrir el estilo desde esta ventana que se abrió hace ya tres años. ¡A tejer se ha dicho!