Es alta, de las que no necesitan llevar tacones para parecerlo. Aún la veo explicando en unos de mis talleres cómo analizaba delante del espejo el look de cada día "en su conjunto". Disfruta observando detalles, yo diría que tiene el don de coleccionarlos.
Llegó al taller con su hermana, que ha resultado ser una fotógrafa maravillosa. Tan distintas y tan entrañables que ya no hemos dejado de encontrarnos y escribirnos desde ese día. Me apasiona la relación de hermanas y para mi fue un placer observarlas mientras Silvia le hacía las fotos.
Es dulce y muy decidida, esa mezcla tan poderosa. El rincón favorito de su casa es el sofá. No me cuesta imaginarla con una caja de fotos en las piernas mirando y remirando el paso del tiempo. Nunca me ha convencido mucho eso que dicen de que no se puede mirar atrás. Si hay una manera buena de hacerlo ella sabe cuál es.
Si me pongo a imaginar más, la veo escribiendo una novela, aunque escribir ya escribe ahora y, lo hace sólo por placer.
No le pidas que elija un color porque le gustan todos. Y por su puesto guarda toda una colección de olores en su recuerdo. Usa Valentina de Valentino. Elige qué se va a poner al día siguiente ya metida en la cama. Y apuesto a que se lo pasa bien mientras lo hace.
Aunque tenga muchas sigue buscando la camisa blanca perfecta pero no le pidas que la mezcle con un pantalón negro. Si se pierde será por los restaurantes de Madrid. La comida la hace disfrutar y acordarse de que los placeres más sencillos son los mejores. El consejo de estilo de su madre es: ponte pendientes y maquíllate poco. Y el de ella: la naturalidad. Cómo no iba a entrevistarla y a colarme de paso en su bolso.
Delata que no hace mucho que se casó. Un cacao natural que encargó especialmente para su boda y que diseño su hermana y un llavero de Menorca de su vuelta del viaje de novios. Portaminas de 0,5 de Faber Castell. En su Ipod suena sobre todo Adele y Joaquín Sabina, las monedas son para el café en el trabajo y la cartera grande sólo la usa en invierno. Siempre hay un par de bailarinas para bajarse de esos tacones que casi no necesita pero a los que no renuncia. Como tantas veces gana el rojo Chanel para sus labios. Y gafas para ver, no vaya a ser que se le escape alguno de esos detalles que importan.
¡Gracias Miriam!
¡Gracias Silvia!
¿Hay algún bolso en el que te gustaría que me colase?